El proyecto Palabra & Imagen lleva ya unos cuantos años creciendo, mutando y compactándose, y la intención es que no deje de hacerlo. En esta ocasión y a diferencia de la exposición anterior, me he centrado en el blanco y negro como fuente de uniformidad y geográficamente me he circunscrito a Cataluña, concretamente en La Vall de Bohí y Olot, ambos parajes con profundas perspectivas y abundantes marcos naturales.
Conceptualmente nace de la línea de trabajo de la «búsqueda del lenguaje único«, iniciada hace ya mucho junto a otros artistas con los que no he dejado de colaborar. La intención es conseguir una fusión completa entre el poder, peso y textura de la palabra mediante la imagen y viceversa. Una imagen puede sugerir ciertas palabras, versos, pequeños poemas incluso, del mismo modo que las palabras pueden anunciar un paisaje, frío o calor, emociones e incluso olores.
Tanto los textos como las fotografías son de mi autoría por lo que asumo toda responsabilidad ante cualquier efecto secundario que pueda sufrir el visitante.
Terreno arcilloso
Terreno arcilloso cuando me alargo tantísimo
que rompo la palabra esculpida y horneada,
de olor perenne, como tu nombre sin memoria
cuando toca el cielo y renace tallado en la piel
de todas las urgencias.
La estrecha beldad de los milagros
Mis restos de humanidad se callan,
se desvanecen vivos ante mis ojos,
retrocede la estrecha beldad de los milagros
y me quedo hundida
en la calma de todas esas verdades
de corazón pequeño
y latidos altos, de paraísos cortos
e inviernos arrancados al vacío.
Toque de queda

Existen fúnebres declinaciones
dictando el toque de queda
a los ángeles que perforan nuestros crepúsculos.
Islotes como salvajes pupilas

No hay atajos hacia el Edén, solo islotes
como salvajes pupilas de la lágrima que fuimos.
Por ti muere la muerte
y yo soy el corte que te celebra
mientras pronuncio tu pecho sin ropa
y vuelve a llorar con fuerza
sobre el camino a casa.
Conjuro de piedras
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En la cruz de mis alucinaciones
el juicio se convierte en deshollinador de esquinas,
conjuro de piedras, saltimbanqui en apuros
y afligida le imploro:
con tus ojos de llave
ábreme la nada de este invierno.
En el claustro de mi sangre

La mirada se sienta y deja pasar mis secretos
bajo el arco iris. Mientras, alguien parasita la luz
y todo se resuelve, de pronto, en el claustro de mi sangre.
La sorpresa de las piedras
Ser amante de la sorpresa de las piedras,
de su inocencia de siglos malheridos,
con las estaciones prometidas
y los labios humeantes
de discípulos hambrientos, ser soñada
por ciudades verticales,
habitadas por la notoriedad de la pobreza,
por la dignidad de crímenes importantes
como las verdades,
ese es el sueño de los puertos
donde amarro mis orillas, donde la noche
es firme y babea tempestades
de lenguas y lenguajes, de tráqueas e infinitos.
En la piel de las palabras

La húmeda lengua de la ciudad
choca desde el borde de la garganta
con todas las ansias de mi desesperación
mezcladas con hojas viejas,
en los portales,
en las aceras,
y en la piel de las palabras.
El dolor de mis ojos

Sólo puedo darte el dolor de mis ojos,
la mirada anónima
de la farola que me vio morir,
hace ya tanto,
el ladrido de los perros,
el vértigo de un dios desnudo
al saberse sin huellas dactilares,
el azul capaz de matar
y la luz que me acompaña, indefensa.
Hacia el norte equivocado

Se sacuden el adobe, los gritos y la huida,
hacia el norte equivocado, hacia el hematoma
tripulante del poema y sus arrugas.
Tu mirada escondida nos bautiza lúgubres.
Puertas turbulentas

Puertas turbulentas
vigías de un temporal de bronce.
Si te acercas oirás el llanto
de los hijos sin nacer, de todas las madres yermas
y de los nombres rezumando sobre el mundo.
Archipiélago en el atlas incorpóreo de un poema

Como una flauta sonreída
crece la voz de un minuto solitario,
sin otra pretensión que confesarse
archipiélago en el atlas incorpóreo de un poema.
La urbanidad de las aceras

Voces inacabadas
aprenden urbanidad en las aceras,
desayunan un sándwich en el parque
con los ojos muy cerrados,
encorbatan el aire
y aprenden a respirar en solitario.
La letra pequeña de las nubes
Hay ciudades, como la mía,
que necesitan binóculos para leer
la letra pequeña de las nubes,
y otras que nos permiten vivir
en la periferia de las ventanas.
La luz erecta

Yo vivo allí donde no hay lugar para estar vivo
donde al espacio se le reza,
con la desnuda esperanza
de alargar un centímetro más la luz erecta,
y darle un final menos atroz a la fotografía.
Mástiles nacidos en cautividad

Una ciudad averiada, incapaz de aglutinar
todo el cansancio de las habitaciones, el sinsabor
de un par de medias sin su incendio, los hoteles desnudos,
las antenas señalando la impudicia del cielo
incoloro, desocupado,
y dos patas de paloma como puentes
por donde fotografiar los mástiles nacidos en cautividad.
Con los dientes negros de distancia y olvido
Un paisaje de avenidas dominicales,
crónicas de montes púbicos escalados
en otros suburbios de piel más amable,
relatos de bastones y zapatillas
al volver de su partida de dominó,
con los dientes negros de distancia y olvido.
La conciencia de una ciudad cualquiera

La maldita luz de las farolas es como un péndulo
en la conciencia de una ciudad cualquiera
que señala con el índice montones de ladrillos
sobre el cuerpo diáfano de la huida,
epitafios en porciones de tragedia
masticada en los portales,
sus bocas
chuleando esa explanada perfecta para golpear el aire,
las esquinas donde viven los ojos de azul dormido,
en su infinita culpa, para volver a dormir después
sobre la sospecha del crepúsculo.
Un nuevo bautizo

Recorto los flecos de la blasfemia
para que el sol haga turismo
por todas mis esquinas
así que todo está listo
para que se desmorone la ciudad sobre mi vientre.
Ahora basta con girar la página y proclama
un nuevo bautizo.
Oración a la sed

Como en una oración a la sed
me dispongo a que el afluente me borre,
a que la palabra me mate ,
cualquier día, cualquier tarde
en la que el dolor adquiera forma,
allí donde, desde la muerte,
oiga crepitar al verbo.
Morir gravemente entre las piedras

Morir gravemente entre las piedras
con el borrador de mi pecho
doliendo entre la salvia, la tarde
y el escalofrío de mis labios.
El mapa ebrio de un corazón a la deriva

En el dintel de la rúbrica,
el vertido de unos ojos callejeros
se torna leve trazado de un aroma
que delinea la luz en la ceremonia del frío.
Signos de Clausura
Los signos de clausura
que alfiletean la existencia se vuelven galaxia,
crece el gris
en los fogones encendidos de pétalos,
y crece la masa de ese bizcocho
capaz de reiniciar el verbo.
Olor a sacrificio en las manos
He andado muchas tierras,
llevo olor a sacrificio en las manos,
mi columna es doctor en pulsaciones marinas
mientras mi frente sigue sentada a los pies de las efigies
y aprende cómo morder sin amarillearse.
Bocas muertas
La bufanda de celofán
con la que abrazo el infierno
reza poco, y cuando lo hace
es con la fijación de los verdes
que observan más allá del lirio,
escupiendo dulzura sobre sus crías
y sobre el moho de sus bocas muertas.
Ojos de arcilla
El diafragma se contrae
cuando envejece la noche
con sus ojos de arcilla,
el mármol recoge esa misericordia demasiado estrecha
para el margen seco que entra a golpes,
hace de cuna y mece lo que he sido
sobre un papel en trance.
Campanas en mitad del tiempo

No sé si podré hacer un pacto con la muerte
pero mis mares
serán campanas en mitad del tiempo
y multiplicaran los pantanos
en su nombre.
Un sueño Inédito
El atropello de la luz se hace evidente
en los muros, en la respiración de palomas disecadas,
también en el vuelo turbulento de la espera,
o en el perfume transgresor
de un sueño inédito.
Sobre la autora:
Fotografía gentileza de Cesc Fortuny
Marian Raméntol, (Barcelona, 1966). Poeta, traductora y directora de la revista cultural La Náusea. Miembro del grupo musical O.D.I con el que ha editado vídeo-libros y diversos álbumes además de bandas sonoras de cortos y mediometrajes. Ha trabajado con músicos experimentales en múltiples recitales y performances. Ha traducido a poetas contemporáneos al catalán, castellano e italiano. Ha publicado diecinueve poemarios y ha sido incluida en dieciséis antologías. Ha sido premiada en diversos concursos nacionales e internacionales, y su obra ha sido ampliamente difundida en revistas especializadas donde ha publicado poesía, ensayo y artículos de opinión. Ha sido traducida al inglés, alemán, italiano, rumano, armenio, portugués, búlgaro, bosnio, montenegrino y estonio. Su actividad en el ámbito artístico y poético le ha llevado a formar parte de festivales (tanto poéticos como de cinematografía), exposiciones, recitales y diferentes actos patrocinados por ayuntamientos, editoriales y otras entidades culturales. Es autora de varios guiones cinematográficos y también conductora (junto a Cesc Fortuny i Fabré) del podcast mensual SINTAGMA de la Plataforma Cultural La Náusea.
Revista cultural La Náusea, Blog personal, Blog antiguo






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