José Pastor González (1967)
Autor de los libros de poesía “Cuidado con el perro” (Ediciones Raro, 2009), “El ruido de los cuerpos al caer” (Editorial Groenlandia, 2012), “Alguien tiene que limpiar la mierda” (Ediciones RaRo, 2013), “Cuadernos de veredas” (Piedra Papel, Libros, 2016), “Cuando los trenes paraban en todas las estaciones” (Versátiles, 2020), “Almanaque. Cosas que pasan en los pueblos que no veréis en las ciudades” (Ediciones Fantasma, 2022), “Volver a la tierra” (Rasmia Ediciones, 2023) y “cartografía de la derrota” (Éditions az’art atelier).

Sus poemas han aparecido en la antología “Negra Flama. Poesía antagonista en el estado español” (CNT-AIT), en la revista de poesía “La Tormenta” (Calumnia Editorial) y en la colección “ literatura de kiosko” (Ediciones RaRo). Colabora, semanalmente, en el Periódico Irreverentes y mantiene el blog: librosyaguardientes.wordpress.com
MUESTRA POÉTICA
tabla de mareas
Nada es urgente.
Nada salva de nada.
Manuel Lombardo Duro (Música de hielo)
en las orillas
de estos mares
donde me ha arrojado la vida
me dejo mecer por las mareas
y recojo
todo lo que el mar se tragó
y ahora se empeña en devolver:
sirenas enganchadas a la culpa
cristales de colores que son esmeraldas
castillos de arena
estrellas de mar expulsadas del paraíso
monedas antiguas para comprar la libertad
cuerpos sin identificar devorados por los peces y el olvido
recuerdos de sal y piedra
poemas sin terminar
piratas ahogados en sus penas
trozos de libros que son mapas
y trozos de mapas que son libros
pateras caparazones caballitos de mar caracolas
colillas peces de colores plásticos
suicidas con mil y un motivos
botellas sin mensajes
plumas de animales mitológicos
flores y frutos exóticos
algas que huelen a madera podrida y derrota
madera podrida que huele a sexo y salitre
dientes de tiburón que son colgantes aretes recuerdos
delfines tortugas serpientes que podrían ser tatuajes amores canciones
... es hermoso
hermoso y frágil
y me dejo llevar por las olas
me dejo arrastrar
porque para eso hemos quedado
para recoger los restos de los naufragios
después de la tormenta
y que estos
sean nuestros más preciados
tesoros
la alegría como una forma de resistencia
como la tristeza la huida la rabia el whisky o el rock and roll
y Manú resistía
y soltaba lastre
frente a las copas de coñac
y de cualquiera que quisiera escuchar
su historia de amor
que se rompió en mil pedazos
por mil motivos
y sin motivo
la historia de una mujer que se marchó
y le dejó
tocado y hundido y sin respuestas
"adiós, cariño"
"adiós, mala puta"
y reía sin odio
y repetía su historia
de su amor
y de su mujer
de un hijo muerto con 22 años
de la vendimia en francia
y de su mujer
y del frío de alemania
y de su mujer
y de un seat 127 de color verde
que le duró 31 años
ocho más que su mujer
y reía
con ganas
con alegría
con el entusiasmo de un chiquillo travieso
con los ojos luminosos de coñac y tristeza
poniendo en la barra de todos los bares
como un jugador de poker
-que muestra insolente su juego perdedor-
una historia mil veces contada
mil veces repetida
que dejaba un poso de arena y dolor
negro y espeso
que hacíamos nuestro
y que aunque no se podía sanar
ni con coñac
ni con whisky
ni con la huida
ni con las risas
ni con el paso del tiempo
ni con el rock and roll
seguíamos bebiendo coñac
y riéndonos de la mala suerte
y de la mala vida
como una forma
de resistir
y sobrevivir
a un mundo sin amor

paseando la resaca un sábado soleado de otoño
es una de esas resacas amables
nada que ver con las resacas asesinas e inmisericordes
es una de esas resacas
en que tienes la agradable sensación
de estar en una longitud de onda
distinta a la del resto de los mortales
en que todo está perezosamente en equilibrio
en que todo tiene un aura de belleza y misterio
en que la suerte te sonríe cómplice
en que sientes el calor del sol del otoño
calentando tus huesos los bancos de los parques los rincones
[apartados
las piernas de las mujeres los rostros de todos los vagabundos
una de esas resacas donde todo parece hermoso y en armonía
las chicas los árboles los gorriones la ciudad
hasta los niños que corretean tras una pelota
una resaca que te permite
fumar hacer la compra en el mercado pasear tomar el sol
[en los parques mirar a los ojos a la gente
una resaca de esas
en que estás preparado para empezar de nuevo
en cualquier parte
antes que que olvidemos como volar
antes de que la niebla lo borre todo
antes que el moho nos oxide
antes que nos habite el pasado
antes que nos desangre el día a día
antes que caiga la noche y nos devoren los miedos
antes que el odio trepe por nosotros como la hiedra
antes de quedarnos sin palabras sin caricias sin risas sin música
que compartir
antes que del fuego solo quede la destrucción
antes que nada
saber decirse adiós
cada uno por su camino a ninguna parte
en una esquina -al fondo- en un bar
todavía recuerdo
aquella tarde
en aquel bar
que se caía a pedazos
como la lluvia
como nuestra vida
como el mundo
bebiendo a destajo
prometiéndonos no olvidarnos
bebiendo hasta que nos salió el vino por los ojos
el vino
y las lágrimas
todavía tengo ese sabor
a ceniza
de ese último beso
por si no lo sabes
aquel bar
todavía sigue existiendo
y sigue resistiendo
sigue cayéndose a pedazos
como el mundo
como mi vida






Deja un comentario