La poesía de Luisa Navarrete nace de un territorio íntimo donde la fragilidad y la fuerza conviven en una misma respiración. Su voz, tatuada desde la infancia con “el mar, la sal y la arena” , se despliega en versos que rompen las normas del lenguaje para crear un universo propio: un espacio de silencios desgarrados, imágenes telúricas y una sensibilidad siempre atenta al temblor.

Sus poemas recientes, escritos tras un periodo de silencio creativo, muestran una madurez vibrante que mantiene, sin embargo, la frescura de lo intuitivo. En textos como nausea o humo aparece un yo poético fragmentado, que se recompone mientras avanza entre escombros, acentos “alfa” y glóbulos que estallan . Esta fisicidad del verso —tan táctil, tan viva— convierte la emoción en materia, en textura, en cuerpo.

Navarrete escribe desde una interioridad que se sabe convulsa, quebradiza, pero también luminosa. En sus poemas el agua es memoria, refugio y herida; el viento es una presencia que desordena y revela; la ceniza, un residuo persistente del tiempo y sus vértigos. La poeta se mueve entre lo onírico y lo visceral, dejando que las palabras vibren con un pulso casi pictórico, quizá heredado de su larga relación con la ilustración y la pintura.

Hay en su escritura una fascinante combinación de ternura y crudeza: los versos se desgarran, se suspenden, se rompen en sílabas que parecen respirar solas. En poemas como solo el agua sabe a mar o (he/re/de)vuelto, la autora es capaz de transformar el dolor en ritmo y el desconcierto en hallazgo, creando —desde lo cotidiano y lo invisible— un lenguaje profundamente suyo.

Su biografía confirma ese estrecho vínculo entre vida, arte y necesidad expresiva: desde sus blogs, activos desde 2009 y 2011, hasta su regreso a la poesía en 2024 tras años de silencio creativo, Navarrete sostiene una escritura libre, intuitiva y ferozmente auténtica, ajena al artificio y fiel a su propio latido.

En conjunto, la obra de Luisa Navarrete es un territorio donde el lector entra descalzo, sintiendo la arena, la herida y el vuelo. Su poesía no explica: susurra, araña, acaricia y desvela. Su voz, tan personal como indómita, parece escribir siempre desde el borde —de la cornisa, del recuerdo, de uno mismo— para recordarnos que incluso en lo roto puede incubarse una forma nueva de luz.

MUESTRA POÉTICA

Poemas de 2025

a roja dos

cuatro tachuelas
nos vomitan luegos
mientras el viento nos esparce rotos

aterrizamos destruyendo muecas
uniendo
trozos
y
delirios
lapa

en este cielo rojo aullido
te deletreo las espinas agua
mientras volvemos a flotar

mientras podamos respirar

salvemos verjas entre sauces fuego
ahoguemos rombos de ceniza mugre

descifraremos logaritmos agua
mientras la noche no nos tiemble

descubriremos los acentos locos
que nos esconden entre imanes quiero

no dejaremos de apretar los puños
ni nuestro mar

a visa do
Te avisé que tenía culebras tejidas a mis pestañas, que una de mis manías era romperme en cuanto la brisa volvía, que a cada latido me brotaban arañas ruido. Te hablé del viento detrás de la ventana y del monstruo entre mis uñas. Lanzaste una sola nota y una a una estallaron las bombillas arena, una por cada año sin agua.

Ahora voy reptando entre escombros, en mi bolsillo conservo una nota que ya quedó muda

humo
tengo una arista rota y cuatro acentos alfa
que tachan todas las mayúsculas
avanzo muda entre celestes grillos
sobre crujientes muros ocre
mientras mis glóbulos estallan

cae la tarde me desmigo
entre infinitos puntos
tan suspensivos tan de piel distante
que aún me vuelan como buitres garfio

en la cornisa guardo un pie descalzo
siempre me espera retorciendo luegos

cuento hasta diez

humo

Poemas de 2024

solo el agua sabe a mar
solo el agua
sabe de mis dedos
retorciendo
espumas

de las cicatrices
perdidas
de las escamas
y el cansado mar

solo el silencio
sabe mecer la historia
rota

roja

y sal

(he/re/de)vuelto

he vuelto a oír en mi bolsillo el eco
de mil enjambres asustados

he vuelto a sentir las diminutas pistas
que fui sembrando en mil pelusas sordas
mientras volaban nudos

vuelve el zumbido entre mis dedos trapo
pruebo a silbar sin mecedoras ni sal
mientras vacío un imperdible fuego

vuelvo a sentir todas las redes garfio

confieso aún agazapada el viento
que siempre aturde mis zapatos rotos

vuelvo a nadar sin elefantes blancos
amordazando las cornisas cero

sin principios no hay final

reconozco que nunca leo las instrucciones
que los días los abro sin precaución
y acelero aplastando dudas
tampoco leo las recomendaciones
ni las advertencias del juicio final
todos los días me desordeno
y siempre amanezco
con los bolsillos repletos de prisa

siempre me persigue
esa absurda culpa
palpitando cenizas
esa sensación de haber vuelto
a copiar hasta a las pelusas

de cuando los años se agolpan en la ventana

dicen que los años asfixian el llanto,
que los recuerdos se hacen diminutos copos
y vuelan hacia el jamás
pero en mis manos
crece el gigante
plomo

dicen que los años afloran lo más sabio
y las cuentas giran sin locura,
sin embargo en mi piel sólo hay ceros
que cada día renacen
sin avisar

dicen que si una puerta,
que si una ventana relincha abriendo y cerrando
y los semáforos verdes
y .........
no entiendo mis rincones
amontonando tormentas
y sal

dicen que el tiempo amaina los duelos
y aún así cada mañana un pellizco
revienta

dicen que las palabras vuelan
a mí me asfixian cada hueco
y aunque flirteo con la amnesia
siempre
pierdo

Poemas año 2012

Ver S.O.S.

Días que me persiguen
entran como metralla sorda
pulverizan las trincheras
y se quedan sin agua
ellos siempre presentes
susurrando entre clavos
que tu óxido nunca fue hierro
y las hojas no esperan

Poemas año 2011

Pro seguir

Pro seguimos
si gamos
despeguemos la carta de ajuste
hagamos una trenza con tus despistes
calculemos el infinito de mis manos
o de las tuyas infinitivas
per seguimos
per si gamos
los algodones de azúcar como estandarte
la prisa por acariciar tus aristas
el frío que nos huye
con seguimos
con si gamos
desplegar las manos y limpiar el cielo
de tanto vaho

Fritura de corazón descompuesto (Setas en desazón)

Miedo me da tanto temblor de lienzo,
este vacío, esta pintura ajada,
esta agonía.
Apuntalando el techo hay seis pinceles
desafiantes en la sequía eterna
de nuestras dunas.

La mecedora gris al fondo... quieta.

¿Por qué las llagas en mis labios nuevos?
¿Por qué yo gato o liebre?
¿Por qué no siento las serpientes dentro?
¿Por qué me tiemblo tanto?
¿Por qué mis uñas de termitas llenas?
¿Por qué mi vientre sangra?

La mecedora gris al fondo... espera.

retaguardia

En el silencio los retratos saben
del dolor sordo, del ya está cerrado
el sobre amigo, del abrieron fuego
en nuestra frente.

Ellos nos muestran
que un día, los suspiros fueron marco
en tu estandarte, hoy vacío.

Si te pudiera decir lo que rezo,
si me atreviera a soñar velas,
mi valentía hoy tendría uñas
y te diría, respirando el norte,
cómo nos llora nuestra senda tierra
mientras la suerte nos decanta prisas.

Si te pudiera abrir miradas,
verías que ya no hay rincones,
que ya no silban verdes fuentes
ni las adelfas nos enredan
a cada instante la ceniza.

Si yo no fuera tan cobarde
y no supiera de lo frágil,
me arrancaría los zapatos plomo,
recosería en el turbante espejos
y estallaría en cada una de tus pistas.

En cuanto a la autora: Luisa Navarrete

Nací en Málaga en 1965, llevo desde entonces tatuado el mar, la sal y la arena. Crecí en Granada y allí estudié Farmacia, profesión que ejerzo desde hace tiempo, en la actualidad vivo en Ceutí, Murcia. No recuerdo mi primer dibujo, siempre lo he hecho como una necesidad, luego las palabras se fueron uniendo a este pulso. Desde 2009 en el blog volando hacia las estrellas comparto pintura y escritura, en 2011 comienzo con el Nick charcos el blog Pinchando Charcos fruto de una necesidad en volcarme más en la poesía de una forma absolutamente libre. Después de una etapa de silencio en 2024 vuelvo a la poesía y es cuando abro una pequeña ventana en redes sociales.

Nunca he publicado un libro ni he expuesto una obra, lo único reseñable es haber ilustrado libros tanto de poesía como narrativa (Casetas de Dolores Estal,2024; El Peso de lo Invisible de Javier Vaya Albert, 2014; Cuentos de El Puerto de Dolores Estal, 2013; Porque Nunca fue Suyo de Fernando López Guisado, 2013; El país dónde duermen las sombras de Cristina Rausell, 2013)

Blogs: Volandohacialasestrellas.blogspot.com

Pinchandocharcos.blogspot.com

Instagram pinchaycorta2025

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