Según suele verificarse, en diversos ámbitos cada tanto retorna una discusión pifiada sobre cómo determinar quién es poeta –o “buen” poeta- y quién no.
Seguro colabora con ello la venturosa ausencia de Instituciones arrogantes de autoridad para sancionar tal reconocimiento: no hay Escuela, Universidad o Estado que extiendan título de Poeta. (El haber Licenciatura en Comunicación confirma que la poesía jamás se reduce al envío de mensajes significados de emisor a receptor.)
Pues lo fundamental en juego es que la expresión poética realiza propiamente un “acto” más allá del Otro, cuya dignidad existe por lo imposible que lo causa y conlleva.
Leer a Marian sitúa hasta cuál entraña la dimensión artística decide un vector extremo de su ser. Allí donde la palabra (y la imagen) articula verdad y belleza, su obra es tan singular como ferozmente poética.
Cada vez navega el pentagrama con laboriosa hermosura –lejos de lo naif, mordiente de la viscosidad de la pérdida-; entregada a escribir lo que interpela, lo que vuelve y se esconde; ella vuela lírica y cotidiana, yendo al hueso.
Desde el inicio Mi fonética del calcetín zurcido va echando cartas –la muerte, las marcas nominantes en la vida, el (des)encuentro con el o/Otro- que insistirán junto a otras haciendo diferencias en el camino.
NO QUEDAN ADJETIVOS PARA LA MUERTE
¿Cómo pude morir tanto
sin que el esqueleto de mi nombre
esputara lunas en la boca del aire?
Una nueva patología de ternezas,
el diagnóstico de una feroz infección.
Si me hubieras explicado
que no quedan adjetivos para la muerte
y que esta grave translucidez
me iba a ser casa y avenida
hubiera abierto la tierra
para arrugarme a tu lado.
Pero te callaste el beso, una vez más.
Mi fonética del calcetín zurcido puede abrirse al albur en cualquier página y confiarse uno a lo que así aparezca. Pero es una obra, que conviene ir recorriendo; un esculpir cuya traza se despliega en ritmos, armonías, continuidades, escansiones…
El montaje de su entramado también está decididamente hecho de fotografías –donde el blanco y negro parece preferir los tonos y contrastes a los espejitos de colores-. Imágenes que más o distinto que ilustrar, recrean mundos, saltan desde el límite del decir al requerimiento propio de otra modalidad expresiva –o a la inversa-, evocando la naturaleza enigmática de otra cosa.

AGRICULTURA DE GUERRILLA
A Coli7, maestro siempre.
En un rincón de la trinchera
donde me descuento y me inexplico,
tengo plantadas tres coronas de tomate.
De hacerlo, germinarán hacia abajo
como las íntimas flores de Girondo.
Si amplifican la vista y la licuan
descoronaré su muerte entre los dedos
y dejaré que me confundan
con su opíparo lenguaje y su botánica.
A eso se le llama, agricultura de guerrilla.

EL DOLOR DE TUS CABELLOS
Solo quiero
el hacha que me rompa
con la furia del arado,
el esbozo de una primavera
que se equivoca de estación.
Solo quiero lo imprevisto,
un poco de ternura en los hombros
y una boca enorme
capaz de arar el dolor de tus cabellos
y respirar por todas mis heridas.
Solo quiero saberte un poco más
y que tus ojos se relaman de nuevo
con la taza de chocolate del domingo.

NOS ABRAZA EL MAR
A dos muertes de mi casa
las aspas esparcen la bruma de los labios,
el viento invoca tu sombra
que conoce la casi desnudez del sol
cuando recorre el camino de vuelta
en mis barquitos de papel.
Una vez en puerto,
el molino fermenta y se hace ciprés
y a dos pasos de mi muerte
su perfume se cierra sobre las defunciones
de quienes, como tú, siguen haciendo girar
el sonajero azul de mis alcantarillas.
Allí tosen los secretos,
el grano fecundo nos pronuncia
y, acto seguido, nos abraza el mar.

ESE LUGAR QUE TE ESPERA
Un día de barro espeso
como el hombre sombra de la ventana.
Un día como tú, sudoroso y chillón
como el ciego mendicante de todas las esquinas.
Mejor dejarte pasar en busca de tu tormenta
hacia ese lugar que te espera.
Yo mientras seguiré pronunciando, despacio,
todas las baldosas del camino,
son muchas y de distinto nombre, te lo aseguro.
En un recodo puede leerse: “todo pasa, con o sin nosotros”.
Aun, al viajar por los desfiladeros de Mi fonética del calcetín zurcido, algo cierto sucede.
Su letra afecta, cala huecos, escribe heridas, siembra aire, pequeños objetos, selvas, calles, se enloda, abisma, hunde, repite, surge, sorprende, emana, lame orillas con un beso. Nos encuentra. Danza bella lo indecible en este charquito equívoco que somos, tocando bordes cuya cuerda enloquece, zurce, re-anuda subversiva entre el goce, el dolor, la falta.
Amante y vital, letal y finita, como el agua y la carne.
LA MEMORIA DEL AGUA
A veces, los versos son ladrones ocasionales
del agua sucia de la acera.
Picotean a saltitos
la amnesia de la consonante cotidiana,
crean para ella una suerte de baile
atacado por la prisa, un idioma
como rapto a punta de escaparate,
con silencios redondos, miradas de cartón piedra,
contorsión de piernas y pelvis en ademanes imposibles
y una colección de polvo sin vejez.
Emprenden vuelos ceñidos, de a poco,
y como quien no quiere la cosa,
introducen soluciones marinas
en los óleos de fuentes, balcones y geranios
y acaban con el hambre,
pero no hay que olvidar
que la memoria del agua
es meramente una frase poética,
y por más delincuente que sea
la silueta sobre el charco,
devorar el tuétano de la estrofa
no nos curará la locura.
Si al registro (artístico) poético no le corresponden estrictamente la moral, la religión, la filosofía o la ciencia, Marian bien dice de entrada, con voz y gracia precisa para nombrar lo humano –esa suerte de calcetín agujereado/zurcido-, que sí lo constituye cierta genuina e innegociable… “fon-ética”.
—
Miguel Ángel Rodríguez (Bs As Diciembre 2025)
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En cuanto al reseñador: Miguel Ángel Rodríguez

Miguel Ángel Rodríguez es un psicoanalista, escritor y editor argentino vinculado al proyecto editorial y cultural Devenir111, donde publica artículos sobre psicoanálisis, filosofía, cultura y subjetividad.
Su obra escrita se caracteriza por la exploración teórica y clínica del psicoanálisis lacaniano, abordando temas como la palabra, el inconsciente, la clínica psicoanalítica y la experiencia subjetiva desde una perspectiva crítica y profunda.
En cuanto a la autora

Artista multidisciplinar que aborda la poesía, traducción, música, fotografía y cinematografía. Directora de la Plataforma cultural La Náusea. Miembro del grupo musical Orquestracions Dissonants Internes con el que ha editado vídeo-libros y diversos álbumes además de bandas sonoras de cortos y mediometrajes. Ha trabajado con músicos experimentales en múltiples recitales y performances. Ha traducido a poetas contemporáneos al catalán, castellano e italiano. Ha publicado diecinueve poemarios y ha sido incluida en diecisiete antologías. Ha sido premiada en diversos concursos nacionales e internacionales, y su obra ha sido ampliamente difundida en revistas especializadas donde ha publicado poesía, ensayo y artículos de opinión. Ha sido traducida al inglés, alemán, italiano, rumano, armenio,
portugués, búlgaro, bosnio, montenegrino y estonio. Su actividad en el ámbito artístico y poético le ha llevado a formar parte de festivales (tanto poéticos como de cinematografía), exposiciones, recitales y diferentes actos patrocinados por ayuntamientos, editoriales y otras
entidades culturales. Es autora de varios guiones cinematográficos y también conductora (junto a Cesc Fortuny i Fabré) del podcast de arte y cultura mensual SINTAGMA de la Plataforma Cultural La Náusea.



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